"El árbitro debe dejar de dar explicaciones..", "¡dedícate a arbitrar!".., frases como estas (y mucho más graves, lo sé), se escuchan desde las gradas, sobretodo en el deporte de base. Y perdonar que os diga, pero en etapas formativas, el árbitro debe ser un educador más, como deberían serlo los entrenadores y por supuesto los padres.. aunque no sé si es mucho suponer..

Por ello considero que el árbitro puede y debe interrumpir el juego e interactuar con los jugadores y por qué no, con los entrenadores que también comiencen su etapa en los banquillos labrando estos sus primeras experiencias, para explicar o corregir aspectos relacionados con un contenido que el controla mejor que nadie, el reglamento.
De esta forma, este contenido también se trabaja, ya que en un principio se cuenta con una menor incidencia sobre el durante los entrenamientos, centrándose el entrenador en aspectos más relacionados con la técnica, la táctica y lo que el considere oportuno, sin olvidarse espero del trabajo formativo del jugador como persona, aunque ese es otro tema.
Así pues, agradecer a los trencillas que ejercen su labor educativa dentro del mundo del deporte de base, haciendo mucho más flexible y cercana su figura con los más jóvenes. Quizá este sea uno de los pasos para eliminar los problemas violentos que están floreciendo en los últimos meses, aunque no el único, ni mucho menos. Los padres, que en un principio deberían ser los más preocupados y centrados en la educación de sus hijos, en muchas ocasiones son el primer problema de la cadena.. aunque esto también es otro "cantar".
Por último, reforzar positivamente desde los clubes a aquellos colegiados que sí ejercen esta función y motivar a las respectivas federaciones a que recalquen en sus cursos de formación este importante rol que también debe poseer el árbitro.
Ignacio Mínguez.
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